No todos los emprendedores comienzan con un plan de negocios en la mano. Algunos simplemente responden al momento y descubren, en el camino, lo que realmente quieren construir. Ese fue el caso de Manuel Rosario, un banquero con más de una década de experiencia que dejó la seguridad de la oficina para lanzarse a un mundo desconocido: el cuidado automotriz.
En esta entrevista con Top Educativo, nos cuenta cómo se convirtió en empresario sin formación previa, lo que ha aprendido del liderazgo fuera del aula, y por qué su negocio —Shine Care Studio— tiene tanto de propósito como de servicio.
¿Cómo comienza tu camino como emprendedor?
Fue accidental. Yo trabajaba en la banca desde hacía 11 años, pero siempre me sentí emprendedor. Salí del banco para trabajar en bienes raíces y, en ese proceso, apareció la oportunidad de alquilar un local para un car wash. Nadie lo tomaba, hasta que un interesado me dijo: “¿Por qué no lo alquilas tú?”. Y así lo hice. No estaba en mis planes, pero funcionó.
¿Cuáles fueron los principales desafíos al principio?
El miedo a lo desconocido fue enorme. No sabía nada del negocio. Tuve la suerte de tener un amigo, Alex Salcedo, que me guió con los proveedores, el personal y hasta revisaba mis números. Aun así, fue difícil adaptarme a liderar un equipo con un perfil laboral muy diferente al del banco.
¿Qué fue lo más difícil de ese primer año?
Era un punto sin tráfico. Tuvimos que mejorar los productos, comprar maquinarias nuevas, hacer mercadeo… todo era prueba y error. Pero eso nos ayudó a entender qué funcionaba. Gracias a ese proceso, el negocio fue creciendo y se nos quedó pequeño el primer local.
¿Qué significa Shine Care Studio para ti?
Es parte de mi vida. Lo llamo mi “quinto hijo”. Representa un sueño construido con esfuerzo y visión. Creamos algo diferente, con detalles como una biblioteca en el local, ambiente familiar, buena música… buscamos dar una experiencia, no solo un servicio.
¿Cómo entiendes el éxito en este camino?
Para mí, el éxito es tener una vida equilibrada: Espiritual, personal, familiar y económico. Tener dinero sin paz o sin familia no es éxito. Es un balance de todo.
¿Qué cosas aprendiste en este negocio que no te enseñaron en la universidad?
La universidad me formó como empleado, no como emprendedor. No aprendí a manejar personal con diferentes culturas, ni a resolver en el día a día. Todo eso lo he aprendido en la práctica, y todavía sigo aprendiendo.

¿Cómo te sigues preparando ahora?
Soy de formación continua. Hago cursos de las marcas con las que trabajamos, leo mucho, y también capacito a mi equipo. Siempre estoy explorando nuevas formas de mejorar el negocio.
¿Qué le dirías a los jóvenes que quieren emprender pero tienen miedo?
El miedo es normal. Lo importante es hacerlo con miedo, pero hacerlo. No emprendan solo por dinero; tiene que haber una visión, un deseo de aportar. Cuando haces algo con sentido, el dinero llega como resultado.
¿Cómo logras equilibrio entre tu empresa, tu familia y tu vida espiritual?
Este proyecto nació como algo familiar. Desde la construcción, mis hijos estuvieron involucrados. Busco siempre pasar tiempo con ellos, almorzar juntos, recogerlos del colegio… La ventaja de tener tu negocio es que puedes ajustar tu tiempo, aunque también hay mucho sacrificio.
¿Qué sueñas lograr con Shine Care Studio?
Dejar un legado. Ser ejemplo para mis hijos, dar bienestar a mi equipo, y ofrecer un servicio de valor a nuestros clientes. Que el negocio sea una experiencia cálida, no solo técnica.
¿Cómo te gustaría que te recuerden como emprendedor?
Por el servicio humano. Porque dimos una atención cálida, eficiente y honesta. Porque no solo fuimos buenos técnicamente, sino que pusimos a las personas en el centro.
¿Qué mensaje final dejas a quienes sueñan con emprender?
Conecten el emprendimiento con su propósito. No se trata solo de ganar dinero, sino de descubrir para qué naciste y cómo puedes aportar al mundo. Cuando haces lo que amas con intención, el éxito llega.

